Por W.

Cada cierto tiempo te recuerdo, pero ultimamente tu imagen viene de forma cada vez más constante a mi mente. Cuando no puedo dormir, es habitual que me ponga a divagar y, en una de esas ocasiones, evoque nuestro primer encuentro.

Yo he sido desconfiada, y lo sigo siendo, respecto a la posibilidad de encontrar a alguien como tu. Es por eso que, cuando te conocí, sentí que era un momento de esos en un millón de años. Tus manos suaves, la atención que me prestabas, la paciencia y el amor que fluóo durante esa hora que estuvimos juntos es algo que no he vuelto a experimentar hasta ahora. Nada de conversaciones superfluas y miradas cómplices, lo nuestro era puramente corporal. No se si habré sido muy directa al pedirte el telefono, pero algo me decía que era mandatorio. Tus visitas fueron pocas, pero cada una no hizo otra cosa que traer alegría a mi vida.

Hasta que un día, desapareciste. Por más que intentaba, no podía resignarme a la idea de haberte perdido. Llamaba a tu celular y contestaba una chica, quien al no poder comprender la estrecha relación que teníamos, simplemente colgaba. Pronto ese telefono estuvo fuera de servicio y yo me sentí desorientada.

Fui a buscarte a tu trabajo, el último del que me habías contado, y no supieron darme razón de ti.
Han pasado los años, he intentado reemplazarte, tanto con hombres como con mujeres, pero el resultado ha sido siempre el mismo.

Sin embargo, se que esto ya no puede durar para siempre. Tengo que rehacer mi vida y guardarte en mi memoria como el primero, mas no el mejor (eso espero)....

Por eso...

ESPERO ENCONTRAR OTRO ESTILISTA COMO TU, MI QUERIDO W.