octubre 20, 2009

Pausa

Parece que necesitaba una llave para comenzar a escribir. O, mejor dicho, la pérdida de mi llave. Me encuentro en medio del encierro involuntario.

Es curioso. Mi cuarto representa para mi una especie de bastión de concreto. Es la parte de mi casa que puede acercarse más a la idea de "hogar" y acabo de ser expectorada del mismo. Por alguna extraña razón, la puerta está con el seguro puesto desde adentro. La llave que la abre está adentro del mismo, junto con mis otras llaves, pelas, cama, ropa, libros, etc. De pronto mi nuevo sentido del orden me juega una mala pasada.

Mi cuarto se tragó la llave y ahora estoy más sola que nunca.

1 comentario:

peregrino dijo...

Interesante reflexión, te quedaste afuera de tu mundo.... y que pasa si consideras, que sea bueno o malo, todo el resto también es parte de tu mundo.

Nos leemos.