cosas que no se comparten

No me gusta apostar. El azar siempre me ha parecido un pozo negro, una salida incierta, una moneda al aire.

En mi estado, prefiero no ganar ni perder. Aunque siento que puede ser muy fuerte lo que estoy escribiendo pero bueno, para eso tengo el blog, así que sigo. Creo que por eso, o bueno en parte por eso, no le entro al amor o aquella construcción compartida y diferente blablabla. No tengo ganas de teorizar tampoco pero conmigo es así. Me gusta el territorio seguro, lo cual muchas veces me ha llevado a la inercia. No me agrada demostrar lo que siento, lo que me coloca a veces la etiqueta de enigma.

Sería más fácil dedicarse solo a una cosa. Supongamos: pintar todo el dia, caminar, vivir en el campo. Opción dos: hacer deporte, buscarme un hobby y convertirlo en mi rector de vida. Pero aun no puedo. Mi trabajo no me ayuda precisamente a desconectarme o no pensar en mí. Hoy, por ejemplo, empecé a perderme en mi mente después de una explicación de alguien. No entenderán el sentido de esto porque tampoco lo digo todo aca.

Y entonces, dónde lo digo? Cómo se le dice adiós a la desconfianza estructural (sin utilizar alcohol u otras sustancias)?. Lo del alcohol, lo de la confianza en los demás o el querer al mundo que puede invadirnos a algunos en estado etílico no es más que una ilusión pasajera: únicamente has entrado en confianza con el alcohol, las personas son igual de desconocidas. Será por eso que ya no tomo? Ya no lo necesito, o al menos eso siento de un tiempo a esta parte…

La semana pasada recibí una mala noticia. Un familiar mío está enfermo de algo complicado. Sabía que algo malo sucedía cuando mi mamá se acercó a la mesa. Esas cosas se presienten. Desde ese día trato de guardarme las lágrimas, cosa que he logrado con cierta efectividad. Solo lloré cuando vi a mi mamá hacerlo.

Hay cosas que no se entienden, aunque se piensen mucho.