Cosas chiquitas pueden salvarte de sucumbir. De pronto sientes que desfalleces o, lo que es peor, que perderás hasta el control de tu cuerpo (último territorio que te queda intacto de pensamientos)…. Pero resulta que éstos ya asaltaron cada poro de ti, ya pusieron su huella, su marca registrada y hacen fuerza común para tirarte abajo de una vez por todas. Debe ser una escena un tanto chocante no? como un animal herido, dándose cuenta por su dolor, lo que significa dejar de existir…
Cuando no se tiene con quien, se lucha para mantenerse. Se necesita algo que arda y que te empuje. Algo que arda, que queme, que te de patadas desde adentro, que te obligue a pararte y olvidarte de ti. Necesitas un corredor de 100 metros planos en el lugar donde se ubique tu voluntad
febrero 03, 2010
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