noviembre 07, 2009

geometría de palabras

Un periódico prestado anunciaba un recital de poesía. Me jaló el poema que habían colocado, uno sobre una mujer enamorada de otra mujer y un chico. Días después, hacía cola afuera del centro donde todo ocurriría. Compréndanme, eran días en los que no podía siquiera nombrar mis confusiones en voz alta.

Poca gente en el auditorio. Comenzaste a leer y tu voz era la que yo nunca había dejado soltar.

Cuando todo terminó, me acerqué a ti, con el cuerpo descompuesto por haberme sentido reconocida. Torpemente te dije “yo también”. Me miraste con cara de no comprender ni un carajo pero algo me dice que pude comunicarte lo que quería. Una parte de ti entendió mi “yo también”. La misma parte, creo yo, que hizo que me regalaras tus poemas firmados…

Hoy, más de 5 años después, los busco... No se donde están… Los encuentros tan pequeños no trascienden más allá que en mi recuerdo y tu ausencia. Y ahora soy yo la que no comprende qué carajos sucede.

2 comentarios:

Un chico de Lima dijo...

bonito!

peregrino dijo...

Buen post.

No te olvides todo muta, y lo que antes entendiamos con claridad hoy no son mas que confusiones irreparables.

Nos leemos.