febrero 25, 2010

Como si no necesitaras permiso

Las cosas van masomenos así. Llegas, vestida de caleidoscopio, y me saludas. Claro que te recuerdo. Sonrío. Estás frente a mí y, en algún momento, la idea llega. Miento: con tu presencia llegó la estela de la posibilidad. Los minutos avanzaban y la estela se convirtió en un elefante rosado en medio de la sala gay (bien a tono el elefante).


Primera movida: te sientas cerca a mí.

Segunda movida: me cambio de sitio para favorecer la cercanía. Esto es como el ajedrez.

Continuo con la tercera: te hago reir.

Estoy de racha: en la cuarta tomo tu trago y noto cierto nerviosismo tuyo, cierta risa de lado, un leve desconcierto.

De pronto desempolvé mi capacidad de jugar al como si. Empecé a hablar en lenguas mientras otros eran testigos de semejante milagro. Pero tu tenías que adelantarte...

febrero 03, 2010

girl in blackpool

Necesito un plan
Un abc en caso de desastres internos
Un sistema de evacuación
Señales para no perderme
Una escalera que me lleve a lugares más tranquilos
Una linterna de colores fuertes
Trago
Comida para la bajada.
Y música para subir

señor de rosedales

Cosas chiquitas pueden salvarte de sucumbir. De pronto sientes que desfalleces o, lo que es peor, que perderás hasta el control de tu cuerpo (último territorio que te queda intacto de pensamientos)…. Pero resulta que éstos ya asaltaron cada poro de ti, ya pusieron su huella, su marca registrada y hacen fuerza común para tirarte abajo de una vez por todas. Debe ser una escena un tanto chocante no? como un animal herido, dándose cuenta por su dolor, lo que significa dejar de existir…
Cuando no se tiene con quien, se lucha para mantenerse. Se necesita algo que arda y que te empuje. Algo que arda, que queme, que te de patadas desde adentro, que te obligue a pararte y olvidarte de ti. Necesitas un corredor de 100 metros planos en el lugar donde se ubique tu voluntad

tardes frías de verano

Ultimamente, sólo abro word para cumplir. Para funcionar. Para mandar los archivos pendientes del trabajo, para retomar proyectos olvidados. No me gusta escribir así, esas cosas. No puedo ver mi letra, la forma cómo separo las frases, mis letras corridas al lado de mis letras imprenta. No son solo detalles.

Ultimamente, me aguanto más que nunca. No quiero ver a mucha gente, suficiente tengo con la conversación que mantengo conmigo misma. Apenas digo “hola” y la persona frente a mi comienza a disparar frases con el descuido de algún borracho. Muchas veces ni puedo escuchar tanta verborrea. Tengo bajo la manga algunas frases hechas que permiten creer que estoy siguiendo la conversación. Siempre me ha funcionado. Pero mi capacidad de tolerar, de jugar a ese semblante es mínima ahora.

Estas semanas, duermo más de la cuenta. Es mi droga. Puedo tener un torpedo en la mente pero basta dormir para ver las cosas de una manera más distanciada, más calmada, más impersonal.

Y, para cagarla más, los lunes te miro sin saber qué decir.