"quieres emborracharme"
y yo, dos años después y rodeada de otra gente, solo atino al:
"jaja" facial
Y en un segundo, solo un segundo, logré revivir lo que me producías. No necesité canciones, ni recordarte explícitamente. Solo bastó con tomar la cristal (porque no había pilsen), coger mi vaso y llenarlo sin acumular espuma al final. Y listo. De pronto tu voz en mi mente, de pronto esa sensación de nuevo.
Pero, al igual que los días de verano, fue un momento efímero, fugaz. Ya de pronto me encontraba de nuevo viendo que la rocola ya no funcionaba, que ahora un cartel funesto declara "capacidad máxima: 75 personas". La visita al baño me deparó otra sorpresa: un tragaluz por el que entraba el aire limeño a congelarme el poto y las ilusiones de encontrar un poquito de pasado en los rincones sucios. Nada. Nada. Nada.
Nada mas que preguntarme números ahora, que hacerte la gilera antes. Con polos guindas por las tardes. Sin almorzar. Corriendo por el jardín. Cogiéndome de tus hombros para caminar. Brindando por tus llegadas.
Debiste quedarte allí sabes? Gracias por no hacerlo.